¡Qué deprisa pasa todo!. Me detengo a pensar un corto instante, y todavía puedo sentir la respiración agitada mientras abro huella en las fuertes pendientes de nieve recién caída camino del C.II del Manaslu. Pues sí, aunque parezca mentira, eso sucedió hace casi 1 año, y si no fuera porque este año es altamente improbable que pueda salir de expedición, ahora mismo estaría de nuevo inmerso en la preparación de otra aventura por el Himalaya.
En este momento, es el Pirineo la cordillera en la que realizo toda mi actividad alpinística, y es más que probable que, durante la Primavera y Verano, realice alguna escapada a los Alpes pero, para quienes hemos sentido en nuestras propias carnes el mordisco del Himalaya (cuando digo Himalaya me estoy refiriendo a todas las grandes cordilleras del planeta) resulta ardua, y sobre toda larga, la tarea de pasar todo un año sin visitar estos grandiosos espacios de naturaleza salvaje.
Aun así, sé perfectamente que disfrutaré como un crío de mis escaladas en nuestras cercanas montañas, de hecho, el Pirineo hace meses que se deshizo de su calidez otoñal y pugna en severidad invernal con codilleras de más renombre y envergadura. Se también, que cuando visite de nuevo la preciosa cordillera de los Alpes, me quedaré boquiabierto (como siempre) intentando comprender cómo es posible que exista una cordillera semejante tan cerca de casa.
Queda claro entonces que, aunque salvando las grandes diferencias geográficas, y sobre todo geológicas, tengo una buena alternativa para seguir escalando magníficas montañas.
Para lo que no tengo alternativa posible, y esto si que me entristece profundamente, es para esa sensación única e insustituible que significa convivir con ese pueblo montaraz (apunto pueblo en singular porque es el mismo en todos países del mundo) que habita bajo las montañas, y capaz de hacer que todos tus esquemas y prejuicios salten por los aires.
A continuación os dejo unas fotografías de algunas de mis ascensiones Pirenaicas realizadas durante este Invierno. La mayoría de ellas son ascensiones a picos que en Invierno permanecen aislados, sumergidos en una penumbra que acrecienta aun más su carácter Invernal. Bien a pie o bien con esquís, son ascensiones realizadas con diferentes amigos con quienes comparto una auténtica pasión por nuestra cordillera Pireanica, sin duda alguna, la cordillera más especial del mundo. También os dejo el enlace de un vídeo que filmé de las gentes que habitan en los valles bajo el Kangchenjunga pero que, como os he dicho anteriormente, podrían ser perfectamente Quechuas o Aimaras, Kirguises o Tadyicos, Baltís o Unzas, Sherpas o Gurungs… son pueblos montaraces, duros, amables y hospitalarios. Ellos son los verdaderos conquistadores de las montañas.