Category: Campo 1


Esta mañana ha salido el sol y con él nos hemos puesto en marcha todo el grupo. El miedo a la llegada de un nuevo temporal de nieve, previsto para el lunes 18, nos ha dado el impulso final. Hemos comenzado el ataque a la cumbre del Kangchenjunga.

Asciendo en compañía de Koke Lasa y Juanjo Garra. Me encuentro cansado, porque tras alcanzar los 6.200m del Campo I, hemos tenido que cavar durante media hora hasta lograr que la tienda de campaña, que semanas atrás habíamos instalado, reapareciera de debajo de la nieve.

En breves momentos retomaremos la marcha; no hay tiempo que perder, porque ya es la una de la tarde y todavía tardaremos unas cuatro horas en llegar al Campo II, donde pasaremos la noche. Hemos cogido algo de material y comido un poco, lo suficiente para continuar adelante. Ahora más que nunca, se agradece saber que seguís todos ahí.

(Información redactada a partir de una llamada de Patxi Goñi a la Oficina de Pamplona 2016, esta mañana a las 9h, hora española)

Ascendiendo al Campo II

Ascendiendo al Campo II

Después de dos ajetreados días en el C.B. acondicionando todo lo necesario para hacer de este un lugar habitable, ya estamos en disposición de acercarnos a la pared que inicia la gran ruta de ascenso.

Me resulta un arduo trabajo referir las innumerables diferencias que aprecio entre la expedición que viví hace dos años y la que ahora comienzo a disfrutar, así que sólo puedo decir que son dos expediciones completamente diferentes, como si de montañas diferentes se tratara.

Demasiada gente, demasiada cuerda, demasiados intereses flotando en el ambiente. No sólo me va a requerir un gran esfuerzo escalar esta interminable montaña sino, mantenerme al margen de tanto elemento «extra alpino», por llamarlo de alguna manera.

La escasez de expediciones con las que compartir el gran trabajo que nos requirió el Kangchen en 2007 nos privó de conseguir la cumbre. Ahora, la gran cantidad de gente en ruta, enmarañándolo todo con interminables líneas de cuerda fija, puede que nos ayude a conseguir la cima pero, sería una forma de conseguirla nada acorde con la filosofía que me ha acompañado desde niño a la hora de ascender montañas, aunque estas sean las más altas de la tierra.

Sin embargo, sí que hay algo en esta expedición que, afortunadamente, se parece a mi primer intento: la calidad humana del grupo que nos hemos dado cita al pie del Kangchen. Gente de los más diversos lugares y, seguro, ideologías, estamos unidos bajo el amparo de los Dioses que moran en el Kanchen. No creo que ninguna otra cosa en este mundo sea capaz de conseguir algo así.

Con Oscar Cadiach en el Campo I

Con Oscar Cadiach, en el Campo I

Hemos pasado la primera noche en el Campo 1, terraza desde  donde la belleza del glaciar Yalung no nos deja insensibles a Oriol, Koke y a mí mismo. El frío arrecia, la noche nos ocupa a las 7, la llamada al descanso se acerca. Las 7 del día que esperamos inicia las doce horas de luz que a 6.200 metros nos esperan. Bajamos y subimos. Esta mañana hemos bajado de nuevo al Campo Base para despedirnos definitivamente y en un par de días, empezar desde el C1 la aproximación hacia el C2.

Mientras bajábamos al Campo Base nos hemos «cruzado» con el resto de la expedición que ascendían al C1. Los porteadores se han ido después de un trabajo impagable y de una entrega incalificable. El cocinero y un par de ayudantes permanecen para prepararnos la comida a base de verduras, pasta y carne excelente (yak o vaca).

El clima nos está ayudando muchísimo, todos los días amanece con un sol espléndido y calor. Ayer empezamos a ascender al C1 a la una del mediodía sorteando la temperatura. Y este tiempo tan bueno y seco ha debido ser la tónica este invierno porque la montaña está diferente, muy diferente a como la encontramos en 2007. Mucha menos nieve y unas grietas inmensas en la montaña, inimaginables. Esto en principio facilitará la ascensión.

También facilita, y mucho, las cuatro expediciones que estamos en la misma aventura, desde las vías que están más transitadas y las cuerdas echadas, hasta la compañía del té en común, que no es como un «pote en cuadrilla», pero que a estas alturas vale su peso en altura. Juanito, de Al Filo de lo Imposible, nos visitó anteayer a la tomada del té. Les debemos una visita.

La altura afecta, y afecta mucho: al tono de la voz, al sueño,  a la capacidad y velocidad de razonamiento… Por ello, la aclimatación va mucho más allá de lo meramente físico.

No quiero despedirme sin agradecer a todos los que estáis siguiéndome con atención y, sobre todo, con cariño. No os podéis imaginar lo que ayuda  a subir las «cuesticas».

(Esta información ha sido redactada a partir de una llamada telefónica realizada hoy a la Oficina de Pamplona 2016 por el propio Patxi Goñi)